lunes, 27 de diciembre de 2010

ES SÓLO PIEL

La piel nos protege del medio, es lo único que separa nuestro cuerpo del exterior y también nos comunica con lo que nos rodea. Cambiamos de piel, muchas veces sin darnos cuenta, día tras día nuestra piel cambia, se renueva.

Cuando nos lastimamos, vemos y sentimos esa falta de protección, ahí es cuando somos más cuidadosos. La piel nueva, nunca es igual a la anterior, se ve distinta, casi como un remiendo.

Así nos pasa con nuestra alma, aunque las heridas no se ven, uno siente los remiendos.
Las heridas externas siempre sanan antes que las que no se ven. Tal vez es que el cuerpo quiere "olvidarse" de lo que le sucedió, dejarlo atrás y seguir adelante.
Se reconstruye.
Revive.
Sin embargo no ocurre lo mismo con nuestra alma.

Así uno anda por la vida, como una colcha de retazos.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

PRECIOSA (PARA POCOS)

Definitivamente los ÚNICOS que te pueden decir "ESA HERIDA ESTÁ PRECIOSA" sin que lo sientas como una burla SON LOS MÉDICOS Y ENFERMEROS.

sábado, 11 de diciembre de 2010

CAMBIAR DE PIEL ACCIDENTALMENTE HABLANDO

VIVIR ES CAMBIAR.
Es una frase muy conocida, desde el gusano que se convierte en mariposa hasta los cambios que vemos en nosotros mismos día a día. El hecho es que a pesar de saber esto, el ser humano es un bicho de costumbres, y entre ellas está la de postergar. Hacemos planes y nos ponemos metas, ahorramos para vacaciones, cuando seamos más viejos, siempre postergamos.
Sabemos que la vida está llena de cambios y tratamos, dentro de nuestras posibilidades de controlarlos. Ésta es la gran mentira. No los podemos controlar, los imprevistos son los que nos cambian el destino en un abrir y cerrar de ojos.
Cuando regresaba de mi trabajo en moto, a una velocidad de tortuga (20 km por hora), se tiró de atrás de un ómnibus estacionado un niño de 12 años en bicicleta, en una milésima de segundo frené, esquivé y luego me desperté en emergencia. Por suerte sólo tengo heridas leves (para lo que podría haber sido).
El hecho es que fueron milésimas de segundos, y chan, el imprevisto, en mi caso el accidente.
El cambio, muchas veces no es una opción. Simplemente ocurre.
Siento que me hizo pensar en que deje de hacer tantos planes para el futuro y comience a vivir en el presente. Más en esta época del año en la que siempre hago una lista de cosas que voy a cumplir en el año siguiente (y luego no la cumplo).
Este año no habrá lista ni sobreexigencias ni nada. Este año me daré el permiso de permitir que los cambios sucedan y vivir lo más feliz que pueda.

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